Los resultados oficiales de las elecciones del pasado domingo en Polonia confirman la mayoría parlamentaria del bloque de la oposición liberal. También, que el partido ultraconservador de Jaroslaw Kaczynski, al frente del Gobierno, ha quedado primero, por tercera vez consecutiva, pero sin lograr sumar los apoyos necesarios para gobernar. Con el escrutinio completo, que ya incluye la distribución de escaños, arranca el proceso para la constitución de las dos cámaras del nuevo Parlamento, que durará varias semanas. El presidente polaco, Andzrej Duda, deberá anunciar el nombramiento de un primer ministro al que encargará la formación de un Ejecutivo, previsiblemente en las filas de Ley y Justicia (PiS). Al final del camino, que no se vislumbra hasta diciembre, según los expertos, estaría la toma de posesión si nada se tuerce de un Gobierno liberal que reconduzca las relaciones del país con la Unión Europea y otros socios, y que repare las fisuras en la democracia y el Estado de derecho polaco.
PiS ha conseguido un 35,38% de votos y 194 escaños, por debajo de la mayoría absoluta de 231 diputados en el Sejm, la Cámara baja del Parlamento polaco. La suma de los votos de Coalición Cívica, liderada por la formación de centroderecha Plataforma Cívica (30,70%, 157 escaños), Tercera Vía (14,40%, 65 diputados) e Izquierda (8.61%, 26 diputados) sobrepasa ese umbral, con 248 diputados. El partido de extrema derecha Confederación, al que las encuestas preelectorales auguraban un decisivo tercer puesto, se ha quedado en último lugar, con 7,16% y 18 escaños.
Kaczynski y miembros de su partido han manifestado desde la noche electoral su intención de buscar apoyos, pese a que no le salen las cuentas. Confederación ha insistido en que no entrará en una coalición con PiS. La formación agraria Partido Popular Polaco (PSL), miembro de Tercera Vía junto a los cristiano-conservadores de Polska 2050, ha rechazado de plano también la idea sugerida en los medios por diputados de PiS de entablar conversaciones.
El partido ultraconservador ha caído más de siete puntos en estos comicios en relación con los resultados de 2019, cuando logró una mayoría parlamentaria de 235 escaños que fue perdiendo durante la legislatura. Wojciech Przybylski, analista político en Visegrad Insight, señalaba este lunes en un encuentro online elementos que han influido en la caída de PiS, como la movilización del voto de las mujeres, en un nivel sin precedentes. En los anteriores comicios más del 43% eligió a esta formación, pero las protestas generadas en todo el país, incluyendo zonas rurales conservadoras, por la casi prohibición total del aborto, ha podido impulsar un voto de protesta femenino. La gestión de la seguridad y el Estado de derecho son otros temas, según Przybylski, que han impulsado a votar en las elecciones con más participación de la historia de la democracia polaca, con más del 74%.
Una misión limitada de la OSCE (Organización por la Seguridad y la Cooperación en Europa) y de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa observaron los comicios del domingo ante algunas quejas que denunciaban que no iban a ser justos. En una comparecencia en Varsovia este lunes, la organización criticó “el amplio uso de una retórica intolerante, xenofóba y misógina” durante la campaña. Para el jefe de la misión de observación, Pere Joan Pons, el control del Ejecutivo ultraconservador sobre el sistema judicial y los medios de comunicación públicos “inclinó el campo de juego, lo que significó que la oposición no tuvo plena igualdad de oportunidades”.
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Esos dos ámbitos, la independencia de los jueces y de los medios públicos, van a ser dos de los primeros objetivos que se marque la oposición si logra formar Gobierno. PiS ha llenado la carrera judicial de magistrados, conocidos como neojueces, nombrados por un poder judicial profundamente politizado. Como explicó Przybylski, la intención de la oposición es crear un proceso de verificación de la idoneidad de estos nombramientos controlado por los juzgados, de forma que el sistema judicial “se cure a sí mismo”. En el caso de la televisión, la radio y empresas públicas como Orlen, que compró una cadena de periódicos regionales, se espera una limpieza de cargos afines a PiS.
Estas elecciones se han considerado como las importantes de la UE este año, porque potencialmente Polonia corría el riesgo de situarse al borde del PolExit, como la oposición bautizó la posibilidad de la salida del país de la Unión. Los polacos han decidido mayoritariamente que su sitio está en Europa, y han acudido en masa a las urnas a defender esos valores. Visegrad Insight cree que habrá prisa por ver cambios en la relación con Bruselas, que los liberales esperan recomponer para, entre otros asuntos, desbloquear 35.400 millones de euros de los fondos de recuperación. Los analistas de la plataforma de análisis advierten sin embargo de que el Gobierno “estará consumido por asuntos internos” como el estado de la economía, con la inflación todavía alta, en el 8,2%, y el presupuesto, que no está nada claro después de la compra masiva de armamento.
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