La Policía Federal de Brasil ha tocado la puerta en la casa donde veranea Jair Bolsonaro por segunda vez en dos semanas. Si a finales de enero preguntaban por su hijo Carlos, este jueves llegaron buscando al propio expresidente por su supuesta relación con el fallido intento golpista de hace un año. El ultraderechista, dos militares que fueron ministros con él y varios asesores de su círculo íntimo son los objetivos de una operación policial que, según la prensa brasileña, incluye unos 30 registros y cuatro órdenes de arresto contra asesores. Los agentes se han presentado en casa de los Bolsonaro en Angra dos Reis, a 170 kilómetros de Río de Janeiro, con una orden que obliga al patriarca a entregar el pasaporte, le prohíbe abandonar el país y entrar en contacto con el resto de los investigaciones, según O Globo.
El cerco judicial en torno a Bolsonaro padre se ha ido estrechando desde que, al dejar el poder, perdió la inmunidad, pero nunca antes el expresidente había sido directamente abordado por los investigadores del caso más grave contra él, el intento de abolir el Estado de derecho. También supone un salto cualitativo que entre los buscados estén los generales en la reserva Walter Braga Netto, que fue ministro de Defensa, y Augusto Heleno, que dirigió un ministerio crítico como el de Seguridad Institucional. Otro de los apuntados es el presidente del Partido Liberal, en el que milita el que fuera presidente de Brasil entre 2019 y 2022.
La operación en curso se enmarca en las pesquisas sobre por el intento de golpe de Estado perpetrado por miles de bolsonaristas el 8 de enero de 2023, a la semana de que Luiz Inácio Lula da Silva asumiera el poder tras ganar las elecciones.
La policía acusa a los investigados, según la prensa, de organizarse en células para difundir falsamente supuestos fraudes en las elecciones de 2022 con el fin de legitimar una intervención militar que mantuviera a Bolsonaro en el poder y obtener con ello ventajas políticas. Durante dos meses, miles de personas acamparon ante cuarteles militares por todo el país reclamando un golpe contra Lula. Solo tras la asonada fueron desmantelados.
Los casos judiciales contra Bolsonaro padre obedecen a asuntos variopintos, desde golpismo a intentar quedarse con unas joyas que le regaló la familia real saudí. Desde que el Tribunal Supremo anunció poco después de la fracasada asonada que investigaba a Bolsonaro por incitación, el caso contra él ha deparado pocas novedades, pero varios peones de su entorno han ido cayendo.
Primero, la policía detuvo y encarceló a un comisario de policía que fue ministro de Justicia. El siguiente arrestado fue su secretario privado, un militar que le acompañaba constantemente y le llevaba el teléfono móvil. Después, el pasado 29 de enero, los agentes llegaron a la casa de veraneo de los Bolsonaro en busca de Carlos Bolsonaro, concejal en Río de Janeiro, al que investigan por espionaje ilegal a miles de adversarios de su padre. Ahora, son el líder de la derecha brasileña y algunos de los generales retirados y asesores que le acompañaron en el Gobierno los que están en la mira de la policía y los jueces.
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