Los líquenes no son plantas, son hongos de un grupo especial que tiene una facilidad muy grande para asociarse con algas y formar eso que llamamos líquenes. Los hay de muy diversos tipos, pero característicamente son una asociación simbiótica obligada de un hongo con un alga unicelular que se presenta como una colonia dentro del hongo. Líquenes parecidos a los actuales existen en el planeta desde hace más de 300 millones de años, pero los grandes líquenes son mucho más modernos. Estos acompañan frecuentemente a los bosques o crecen formando alfombras en la tundra o costras protectoras en otros ambientes inhóspitos.
Cuando decimos que los líquenes son producto de una simbiosis obligada, quiero decir que ese hongo no puede vivir si no hay un alga o bacteria de ese tipo, que es el tipo que le conviene, para simbiotizar. ¿Por qué la evolución ha facilitado la aparición de ese ser mezcla de dos? Se sigue investigando para entender mejor su éxito evolutivo, pero seguramente será porque sirve para muchas cosas. Es muy útil para muchos insectos, sirve para refrescar la corteza de los árboles o para colonizar rocas. Ese organismo simbiótico que son los líquenes no tienen raíces, no se meten mucho en la corteza, solo se mantienen sobre ella y al árbol no le hacen ningún año, pero le proporcionan mayor frescor y mayor humedad en su corteza. Y sobre las rocas, los líquenes pueden penetrar la mitad de su cuerpo y eso ayuda a ir rompiendo la roca, hacen pequeñas grietas en las que se forma tierra, con ese poquito de tierra ya puede empezar a desarrollarse musgos y algunas pequeñas plantas lo que es el principio de un sistema más complejo. Y con el paso de miles de años puede llegar a formarse suelo, así que los líquenes también colaboran en la formación de suelo sobre las rocas. Pero en lo que sí colaboran en periodos mucho más cortos de tiempo es en hacer de la roca un sistema habitable con una biodiversidad grande.
Los líquenes, gracias a la participación del simbionte clorofílico, son hongos que se convierten en fotosintéticos. Es decir, se vuelven productores de oxígeno. Esto es una suerte de maravilla de la evolución.
Cada especie de liquen es una especie diferente de hongo, sin embargo, las algas unicelulares que forman parte de esos líquenes pertenecen a unos pocos grupos muy parecidos entre sí. Cada especie de liquen es un hongo distinto, pero las algas que forman líquenes pueden ser las mismas o distintas en unos y en otros.
Te he explicado hasta ahora que los líquenes son organismos compuestos por dos seres vivos: hongo y alga unicelular. Pero no siempre es así. Hay algunos líquenes que en vez de algas están simbiotizados por cianobacterias que son bacterias que pueden realizar fotosíntesis.
Hay líquenes en casi todos los lugares de la Tierra. Pero su paraíso son las zonas polares. Y eso es así porque allí no hay casi ningún otro ser clorofílico que sobreviva, por ejemplo en la Antártida marítima solo hay 2 especies de plantas vasculares y en torno a 300 especies de líquenes. Allí forman bosques en miniatura tapizando el suelo y las rocas, el escaso suelo que queda, zonas que permanecen mucho tiempo sin cubrir por la nieve o que, incluso, no llegan a cubrirse por la nieve. Los líquenes resisten muy bien las bajas temperaturas e incluso soportan que se hiele el agua que tienen en el interior de su organismo. Cuando eso ocurre, el liquen entra en un estado letárgico y no le pasa nada. Al llegar el deshielo, cuando sube la temperatura, dejan de estar cubiertos de nieve y les llega la luz, el agua vuelve a ser líquida y el liquen revive.
Pero los líquenes viven también, y a veces muy bien, en casi cualquier medio hostil para otros seres vivos, por ejemplo en los desiertos. En los desiertos de Atacama o del Kalahari hay unos enormes tapices de líquenes. En nuestros mundos templados viven dentro de los bosques o en su periferia y coexisten con otros seres vivos, en particular coexisten muy bien con las plantas y los insectos. También viven en las rocas desnudas a las que llegan a tapizar proporcionándoles bellísimos colores.
Los únicos lugares donde no viven son los ambientes contaminados. No viven tampoco en lugares muy intervenidos por las personas, no viven en los suelos cultivados. Pero es muy de señalar que no viven en las ciudades o en los entornos de los polos industriales debido a la contaminación. Cuando en medios templados una no ve líquenes debe plantearse qué está pasando ahí.
Hubo un liquenólogo finés muy famoso que vivió largo tiempo en París, William Nylander, que ya en 1866 notó la falta de líquenes en París, en los jardines de Luxemburgo, y se dio cuenta de que era por el ambiente urbano que se volvía inhóspito y seco. Estamos hablando justo de la revolución industrial. Y sus estudios sobre la desaparición de los líquenes en ambientes contaminados son la base de los posteriores trabajos sobre el uso de los líquenes como bioindicadores de la calidad ambiental.
Ana María Crespo de Las Casas es catedrática de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Real Academia de Ciencias de España. Entre sus líneas de investigación están la biomonitorización de contaminación atmosférica mediante líquenes y la evolución de los líquenes y sus parentescos.
Pregunta enviada vía email por Sonia Inaraja
Coordinación y redacción: Victoria Toro
Nosotras respondemos es un consultorio científico semanal, patrocinado por la Fundación Dr. Antoni Esteve y el programa L’Oréal-Unesco ‘For Women in Science’, que contesta a las dudas de los lectores sobre ciencia y tecnología. Son científicas y tecnólogas, socias de AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas), las que responden a esas dudas. Envía tus preguntas a nosotrasrespondemos@gmail.com o por Twitter #nosotrasrespondemos.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, X e Instagram, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.